martes, 31 de enero de 2017

Nuevos movimientos espirituales

Rodrigo González, 2017
Nuevos movimientos espirituales

Hace algunas décadas se etiquetaba peyorativamente a cualquier práctica espiritual distinta a la religión dominante. Para evitar términos discriminatorios, surge la expresión “nuevos movimientos espirituales” como un eufemismo para evitar el uso indiscriminado y equivoco del concepto “secta”.

En una primera acepción, los nuevos movimientos espirituales son aquellos que tienen “reciente surgimiento”, por ejemplo, Elijah Siegler (2007) menciona la fundación de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días como el primer nuevo movimiento espiritual, sin embargo, este criterio resulta muy arbitrario y engañoso. Una segunda forma de comprender a los nuevos movimientos espirituales consiste en asociarlos al new-age. Pero esta asociación no es reconocida por algunos nuevos movimientos espirituales, especialmente por los que se consideran sucesores de una tradición espiritual tradicional.

Una tercera alternativa es considerar a los nuevos movimientos espirituales como sistemas que representan una búsqueda espiritual crítica a las religiones tradicionales, permitiendo el surgimiento de nuevos espacios simbólicos y relacionales. Cabe destacar, que desde esa perspectiva, el denominativo “nuevo” no se refiere a una data determinada, ni al surgimiento de algo distinto, sino a la renovación espiritual que vive la religiosidad en espacios y épocas caracterizadas por sus crisis y encuentros interculturales. Luego de este periodo crítico, los nuevos movimientos espirituales pueden tomar distintas formas, ya sea volverse esotéricas, tradicionales, sincretizarse para volverse más aceptables, transformarse en sectas  o simplemente desaparecer. Esta definición tiene la ventaja de poder aplicarse a cualquier tiempo, no ser peyorativa a priori y destaca el carácter activo de sus practicantes como protagonistas.

Algunos círculos esotéricos aseguran que sus orígenes se remontan a legendarias civilizaciones prehistóricas que heredaron su sabiduría hasta la actualidad.

Imhotep fue un un sabio sacerdote del antiguo Egipto que pasó luego a ser un personaje mitológico, identificado con Toth, el patrón de escribas, jueces, médicos, artistas, arquitectos y científicos. Pitágoras recopiló las enseñanzas del Antiguo Egipto, integrándola con la filosofía griega,  y la escuelas mistéricas de Grecia, la de oriente próximo, en base a las cual fundó una escuela filosófica con rasgos esotéricos. Pitágoras preparaba a sus discípulos para una vida contemplativa con una serie de pruebas. Quienes las lograban pasar eran iniciados en sus misterios pitagóricos.

Gracias a la influencia de Alejandro Magno, se produjo un intenso intercambio cultural entre occidente, oriente medio y oriente. De manera, que se infiltraron y sincretizaron una multitud de concepciones religiosas.Una de las creencias que se sincretizó con la tradición pitagórica fueron las enseñanzas de Zoroastro. Una derivación del zoroastrismo que ganó popularidad en el imperio romano fue el culto a Mitra, un dios procedente de la región indopérsica. Este conjunto de cultos paganos son el escenario en el que se fundó el cristianismo primitivo. Los primeros cristianos debieron utilizar símbolos del mitraismo, para poder ser aceptados. De hecho, muchos ven en el pitagorismo y el zoroastrismo, un claro antecedente del gnósticismo, una de las tendencias predominantes del cristianismo primitivo.

A finales de la antigüedad y principios de la edad media, la figuras de Toth, Hermes, Pitágoras, Abraham, y la incipiente alquímica mágica, se comenzaron a condensar en una sola figura sincretica, llamada Hermes Trimogisto. Hermes Trismegisto, es considerado el padre de las enseñanzas herméticas, y se le atribuyen importantes escritos como el Corpus Hermeticum o el Kybalión (García, 2009).Durante la edad media, las enseñanzas herméticas se pueden encontrar difusamente en las legendarias órdenes de caballería, como la mesa redonda guiada por el mago Merlín o en la leyendaria figura de los Caballeros Templarios en búsqueda del Santo Grial. Pero no es hasta comienzos del renacimiento cuando la figura de Hermes Trimegisto se consolida como una figura integradora del pitagorismo y el cristianismo.

Al mismo tiempo, ciertas cofradías de arquitectos medievales construyeron grandes catedrales inspirados por el hermetismo templario. Estas logias, con el comienzo de la ilustración, dieron paso a las logias  masónicas, que veneran al “Gran Arquitecto Del Universo”.Como explica Ricardo de la Cierva (2010) la masonería operativa (los constructores de las catedrales) era cristiana hasta el siglo XVII, pero a partir de ese siglo se vuelve anticatólica bajo la influencia de algunos protestantes. Paulatinamente, se volvió agnóstica, pero con el correr de tiempo se diversificó en todo tipo de corrientes paganas de inspiración gnóstica o cabalística, pero que en su apariencia externa aparentan promover el "humanismo secular" (el precursor ideológico de la Revolución Francesa y el Comunismo).

Cabe destacar la trascendencia histórica de este tipo de organizaciones iniciáticas. Además, varios de los líderes de los nuevos movimientos cristianos han tenido vínculos con la masonería.  Joseph Smith, el fundador de la  Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, y Charles Taze Russell, el fundador de los Testigos de Jehová, expresan por medio de sus fundamentos ideológicos, o en ritos simbólicos muchas  similitudes con las fraternidades iniciáticas con las que tuvieron contacto. Como consecuencia del misterio que inspiran las sociedades iniciáticas han sido el caldo de cultivo para todo tipo de teoría conspiratorias.

Muchas teorías conspiratorias se fundamentan en los iluminatis y los protocolos de Sión.  En 1776 se fundó la Orden Iluminati (de inspiración ilustrada), con un controvertido plan para establecer un Nuevo Orden Mundial. Este nuevo orden consideraba la abolición de todo gobierno, religión, propiedad privada, y la familia. Según John Robison (1798), más adelante la organización se convirtió en una fraternidad paramasónica que se infiltró en varias fraternidades masónicas, los jesuitas y otros grupos de influencia, generando una reacción adversa que terminó con la disolución de la orden iluminati. Con posterioidad e influido en este movimiento, el servicio secreto ruso publicó una artimaña titulada “Los protocolos de los sabios de Sion”, que describía una conspiración judía entre comunistas y capitalistas.

Llendo más allá de las teorías conspiratorias, es importante entender estas fraternidades iniciáticas, ya que junto con el mesmerismo y el espiritismo, son un antecedente importante de la Nueva Era. Me detendré un momento en este último  movimiento.

En 1875 Blavatsky fundó la Sociedad Teosófica, una organización que se dedicó a divulgar las tradiciones espirituales de oriente por todo el mundo. En su Docrina Secreta, Blavatsky (1888) describe el proceso de evolución de la conciencia y la historia de la tierra, abordando temas tan variados como la geometría sagrada, la fisiológica sutil, la psicológica profunda, la astrológica y el simbólismo. En fin una amalgama de nociones herméticas. Luego, los herederos de la tradición teosófica, comenzaron a anunciar desde comienzos de los años 60 el inicio de una Nueva Era que significaría un salto en este proceso evolutivo.

Las interpretaciones de la teosofía han sido muy cuestionadas, sin embargo, tuvieron un importante impacto en la comunidad occidental. Muchos movimientos espirituales y grandes místicos se inspiraron en las enseñanzas herméticas difundidas por los teosóficos. Por ejemplo, algunos eruditos, entre ellos James y Jung, se interesaron por conocer las religiones y las cosmovisiones orientales. Más adelante, Robert Muller se inspiraría en estos estudios para formar la base ideológica de las Naciones Unidas. Por otro lado, las ideas de grupos ocultistas fueron transfigurándose sucesivamente, debido a la influencia del movimiento contracultural, la influencia de agencias de inteligencia y el mercado.

Durante los 50 y 60 estuvo de moda un movimiento contracultural con un importante ingrediente espiritual. Los teósofos y otros movimientos espirituales, vieron en esta contracultura la oportunidad de hacer proselitismo, difundiendo sus ideas sobre la nueva era. Algunos psicólogos transpersonales pertenecían al mismo tiempo a estos movimientos sociales, de manera que actualmente la palabra transpersonal se suele asociar a nueva era, sin embargo, la realidad actual dista bastante de ello.

Ya que la contracultura tiene implicancias sociales y políticas tan profundas, y debido a su incipiente popularidad, este movimiento atrajo la atención de organismos de inteligencia en diversos países. Es difícil decir a ciencia cierta cuales son los ribetes de esta influencia, debido al carácter secreto de dichas operaciones, pero se rumorea en los círculos espirituales que diversas agencias de inteligencia han apoyado diversos movimientos espirituales o que promovieron el uso de drogas que alteran el estado de conciencia, con el propósito de generar diversos fenómenos socio-políticos.

Con el tiempo, la nueva era dejó de ser un movimiento contracultural pasando a formar parte de la cultura predominante, una cultura posmoderna, globalizada y de consumo. Como todo movimiento social posmoderno, la Nueva Era se caracteriza por ser desestructurada y despersonalizada. Por otro lado, por su popularidad, especialmente en grupos de más altos ingresos, la Nueva Era suele ser usada como una estrategia de marketing. La moda incluye todo tipo de productos y servicios tales como comida vegetariana, música, ropa, cine, literatura, medicina complementaria, decoración, turismo o libros de autoayuda. Esta tendencia ha evolucionado hasta un punto en que es difícil distinguir si los intereses de algunos “maestros espirituales” o “terapeutas” son económicos, políticos, por popularidad, o verdaderamente espirituales.

El resultado total de todos estos factores  ha convertido a la nueva era en una amalgama de cosas difícil de digerir. Lamentablemente la fusión holística se ha transformado en toda una con-fusión. En resumen, la nueva era podría concebirse como una red global de personajes y grupos, basados en culturas prehistóricas, enseñanzas herméticas, nuevos movimientos espirituales, y personas afines al mundo transpersonal.

Las iglesias cristianas han denunciado que la Nueva Era exalta el egoísmo y la arrogancia al enseñar que se puede alcanzar un estado divino sin la gracia de Dios. La iglesia católica, también ha manifestado que la Nueva Era engaña a algunos cristianos, haciéndolos creer que sus prácticas son compatibles con la tradición católica cuando mezclan conceptos cristianos con otras creencias paganas.

Algunos investigadores de la nueva era también detectan cierto autoritarismo detrás de la utópica fraternidad universal dirigida por una especie de aristocracia espiritual involucrada en sociedades secretas. En la utopía new age no se aclara como compatibilizar la unidad con la pluralidad, y por lo tanto, es difícil encajar esta postura con la retórica de la participación democrática en un nuevo orden interplanetario. Más bien, parece tratarse de una forma sutil de dejar a los individuos vulnerables ante la manipulación. Les preocupa que tras la fachada de varios líderes de la nueva era,  se esconda un narcisismo espiritual con rasgos paranoides (Lahood, 2010; Spangler, 1988).

La Nueva Era se ha hecho presente en Chile con mucha fuerza (Sassenfeld, 2002). Entre los líderes espirituales que más han influido en el medio nacional se puede mencionar a: Krishnamurti, Rudolf Steiner, Osho, Bahaullah, Silo, Oscar Ichazo, Isha, Tom Heckel, Sixto Paz, Miguel Serrano y Samael Aun Weor.

Resulta interesante hacer el contraste entre Blavatsky y Krishnamurti. Ambos personajes representan dos estereotipos de líderes espirituales: mientras que la teosofía es altamente especulativa y formalizada, Krishnamurti encarnó la mística sin forma. Quizás todos los líderes, de los diversos movimientos espirituales, pueden ser localizarse en un contínum entre estos dos extremos.

Grandes tradiciones espirituales heredadas hasta la actualidad

Rodrigo González, 2017.

Grandes tradiciones espirituales heredadas hasta la actualidad



Práctica espiritual
Personajes relevantes
Entidades espirituales
Fundamentos
Creencias
Prácticas
Animismo
Chamanes
“Poder”, espíritus de la naturaleza y antepasados
Tradición, fenómenos naturales y carismas.
El ser humano se puede integrar en el gran ciclo de la naturaleza.
Entrega de ofrendas rituales, respeto de los tabúy chamanismo.
Judaismo
Moisés y los profetas
Dios Yhvh
Torá y tradición.
Alianza entre Dios y los humanos, Tierra Prometida.
Estudio de las escrituras y práctica de los Diez Mandamientos
Cristianismo
Jesús
Dios Padre y  Espíritu Santo
Biblia, tradición y carísmas
Salvación mediante la fe.
Sacramentos: bautismo, matrimonio, etc.
Amor a Dios y al prójimo.
Islam
Mahoma
Alá
Corán,tradición y carísmas
“No hay más Dios que Alá y Mahoma su profeta”
Pilares: orar regularmente, compartir equitativamente, abstenerse y peregrinación a la Meca.
Vedismo
Krishna y Patanyali
Brahman, Trimurti, etc.
Rig-veda, Bhagavad-Guita, Upanishad y Sutra Yoga
Procesos de generación y destrucción cíclica del cosmos.

Ritos de sacrificio y ocho preceptos del Yoga: yama, niyama, asana, samadhi, etc.
Budismo
Sakia-Muni
Dharma y Karma. Budas.
Canon Pali y otros Sutras
Cuatro verdades nobles: el sufrimiento y la ilusión se trasciende extinguiendo los apegos.
Noble Camino (conducta ética, samadi y sabiduría).
Preceptos
Daoismo
LaoTze,
Daos, Espíritu primordial
Libro de los Cambios, Dao-De-Jing
Coordinación entre cosmos, sociedad y con el cuerpo humano.
Práctica de la virtud.
Artes internas
Zhang Sanfeng, Chen Wanting  y Li Hongzhi
Grandes maestros, Daos y Budas.
Tradición, en algunos caso hay textos sagrados.
Desarrollo y refinamiento de energías Qi y Gong. Síntesis folclórica entre budismo y daoismo.
Cultivación de principios y prácticas de ejercicios.


Configuración del movimiento transpersonal

Rodrigo González, 2017.
Configuración del movimiento transpersonal

Históricamente, lo transpersonal ha tomado distintas aproximaciones: desde las disciplinas espirituales, la reflexión filosófica, la investigación científica, etc.

El primer y principal camino es practicar una disciplina espiritual, según los que defienden este camino, existen experiencias que no pueden ser comprendidas sin ser vividas, ya que cuando el ser humano se desarrolla espiritualmente amplía su conciencia, lo que le permite percibir y comprender cosas que de otra manera serían ininteligibles o inefables.

Un segundo acercamiento ha sido el de la reflexión filosófica, de hecho, casi todos los filósofos han discutido en algún momento temas relacionados con la trascendencia y espiritualidad. 

La tercera forma es la investigación científica. En estos emprendimiento se han involucrado científicos de casi todas las disciplinas, tales como físicos, neurólogos, antropólogos, economistas, arquitectos, psicólogos, psiquiatras, sociólogos y biólogos, entre otros.

A estas tres formas, algunos añaden la vía artística, deportiva y el activismo, aunque, por lo general, se incluyen en el primer camino. Además, hay que recordar que en algunas oportunidades la filosofía ha asumido la forma de disciplinas espirituales, como es el caso del pitagorismo, en sentido contrario algunos caminos espirituales, como el budismo, han sido clasificadas como filosofías. Así mismo, algunos sociólogos consideran a la ciencia y los partidos políticos como religiones o viceversa, lo que hace más difusa la distinción entre caminos.

A esto se suma que una misma persona puede transitar los distintos caminos al mismo tiempo, por ejemplo, practicar una disciplina espiritual, filosofar, ser artista y ser psicólogo transpersonal al mismo tiempo.

A continuación describiré brevemente una serie de prácticas espirituales y fundamentos filosóficos que han ido configurando el desarrollo de la perspectiva transpersonal desde sus respectivas parcelas, ninguna de estas visiones representa de por sí la inmensa complejidad de la perspectiva transpersonal -inclusive, algunos de ellos ni se sienten identificados con el movimiento transpersonal, o exponen entre ellos ideas contradictorias- sin embargo, cada uno de ellos ha ayudado a la configuración del cambio paradigmático.


Las prácticas espirituales

Los caminos espirituales son la principal fuente de origen del movimiento transpersonal. Toda persona que quiera introducirse al mundo transpersonal debe tener conocimientos – por lo menos superficiales- sobre las diversas corrientes espirituales. El valor de cada una de las enseñanzas tradicionales es inconmensurable, por lo que mis descripciones siempre resultarán comparativamente pobres y distorsionadas, de modo que invito al lector, sobre todo a quienes no están familiarizados, para que investigue por sí mismo, de acuerdo a su propio interés.

Se dice que existieron pueblos proto-indoeuropeos, con una religión en común que luego se heredó de forma independiente a la tradición abrahámanica y a la tradición dhármica (Dumezil, 1970). Los principales argumentos son coincidencias en la grafía y fonética de ciertas palabras (por ejemplo,  “dios” es muy similar en distintos idiomas y parece tener como raíz la palabra día). A esto se suman las coincidencias lingüísticas y culturales entre los pueblos originarios de América y las estepas asiáticas, lo que hace pensar sobre el origen asiático de las creencias espirituales americanas. Por todo esto, es esperable encontrar semejanzas entre distintos sistemas, sin embargo, la mayoría de los líderes espirituales de las grandes tradiciones espirituales opinan que aunque pueden comprenderse mutuamente y relacionarse en base a la tolerancia, los sistemas espirituales no deben ser mezclados.

En este sentido, se pueden mencionar muchas formas de clasificación, mencionaré las que, según mi experiencia, son más empleadas:

Una distinción entre sistemas espirituales se refiere a los principios que enfatizan. Algunas prácticas espirituales como la tradición abrahamánica y dhármica hacen énfasis en principios como la Benevolencia o el Amor, y en consecuencia involucran al practicante en un proceso de salvación.Por otra parte, prácticas espirituales  como el Daoismo, la filosofía pitagórica, o el gnosticismo son buenos ejemplos de disciplinas que hacen énfasis en principios como la Verdad y Rectitud, en tanto el practicante va descubriendo y armonizándose con los principios que rigen el cosmos. Pero en realidad, ambos principios se dan en todas las prácticas espirituales, se trata solo de una diferencia de énfasis.

Las diversas tradiciones también describen distintos procesos evolutivos del “si mismo”. Por ejemplo, la mayoría de las tradiciones espirituales la “noción de sí-mismo se diluye”. Así, se encuentran las tradiciones relacionales, como el cristianismo, donde el sí-mismo establece una relación personalizada con un ser superior, en este caso, al aumentar la profundidad de la relación, la noción de sí mismo se minimiza progresivamente hasta diluirse por completo, es decir, cada vez menos fenómenos se atribuyen al sí-mismo. Por otra parte, en los sistemas no-duales se sostiene que, en lo esencial, no existe diferencia entre el sí-mismo y la naturaleza divina, por lo tanto, al aumenta progresivamente la amplitud de la conciencia, la noción de sí mismo se expande progresivamente hasta diluirse por completo, es decir, cada vez son más los fenómenos que se atribuyen al sí mismo identificado con la divinidad. Pero también existen algunos sistemas, sobre todo entre las artes internas donde la “noción de sí-mismo se mantiene”, de ahí que se diga que pasan a formar sus propios universos.

Existe una tercera distinción entre prácticas espirituales, de acuerdo a su forma de transmisión, clasificándose en esotéricos y exotéricos. Se les dice esotéricas cuando se difunden en secreto a ciertas personas seleccionadas; y exotéricas cuando se difunden ampliamente sin establecer requisitos estrictos de selección. Mientras que, las prácticas esotericas tienden hacia la experimentación mística, las prácticas exotéricas tienden hacia el ritualismo o el fundamentalismo. El ritualismo consiste en la ejecución de ceremoniales simbólicos que generan efectos mágicos o milagrosos independiente de la conducta cotidiana o los motivos de la misma, por ejemplo usar un talismán que concede inmortalidad, conceder una indulgencia para liberar a alguien del purgatorio o realizar un rito de sacrificio. El fundamentalismo se enfocan en el desarrollo de pautas conductuales fundamentadas en una interpretación determinada (de un texto sagrado, de una tradición, o del argumento de algún líder). Ahora bien, es muy común que un mismo sistema espiritual pase por etapas más esotéricas que otras o que en un mismo sistema surjan grupos más esotéricos que otros. Cabe destacar que el misticismo, el ritualismo y el fundamentalismo están presentes, en distintas medidas, en todo sistema espiritual.

También se puede marcar una diferencia entre los “sistemas tradicionales” y serie de “nuevos movimientos espirituales”, que promueven una espiritualidad que busca diferenciarse de los sistemas tradicionales de espiritualidad. Se dice que los nuevos movimientos espirituales mantienen cierta afinidad con la Nueva Era.


Por último, es importante diferenciar los movimientos espirituales de las las sectas destructivas.Siempre teniendo en cuenta que dentro de un sistema espiritual pueden encontrarse corpúsculos más sectarios que otros y que el movimiento como globalidad puede pasar por fases más sectarias que otras. Se tocará este tema cuando se aborden las características de los estados de conciencia sugestionables provocados por la persuasión coercitiva.

BIBLIOGRAFÍA 

http://vidaculturaycosmos.blogspot.cl/2017/02/bibliografia.html

Psicología Transpersonal: un retorno al origen

Rodrigo González, 2017


Psicología Transpersonal: un retorno al origen

La psicología transpersonal nació, con el nombre que actualmente presenta, a finales de los años sesenta, gracias al interés de un grupo de psicólogos humanistas por explorar la dimensión trascendente de la naturaleza humana.

Sin embargo, haciendo justicia con la historia, el verdadero origen de las cuestiones que trata la psicología transpersonal se remonta a la espiritualidad de culturas prehistóricas y pueblos originarios. En especial, se destaca el legado de Sakya Muni, Jesús y Laotse, por fundar la base cultural que sustenta la psicología transpersonal.

Etimológicamente, psicología significa estudio del alma. Sin embargo, con la llegada del materialismo mecanicista, la dimensión trascendente de la existencia humana fue desestimada como un objeto de estudio legítima. Por consecuencia, la ciencia intentó diferenciarse de la filosofía y religión, lo que incentivo el desarrollo de una psicología sin alma, que consideraba la espiritualidad como un epifenómeno de segundo orden.

En cierta forma, el auge de la psicología transpersonales es parte de un movimiento neo-renacentista, un intento por retornar al origen, intentando recuperar la antigua tradición espiritual de las culturas prehistóricas y originarias adaptándolas a la compleja y vertiginosa forma de pensamiento transmoderno y complejo.

La psicología transpersonal no es un movimiento espiritual, esto debe quedar muy claro, pero estudia la trascendencia y la espiritualidad, los distintos estados de conciencia y el potencial más elevado del ser humano, basando su proceder en el conocimiento que se deriva de este estudio, intentando desenmascarar el alma escondida detrás de la persona para así, ayudar al ser humano a liberarse del sufrimiento y la ilusión. Etimológicamente, transpersonal quiere decir precisamente esto, ir más allá de las máscaras.


Etapas históricas de la psicología transpersonal

Considerando a la psicología transpersonal como parte de un movimiento neo-renacentista, se pueden distinguir en la historia, a lo menos, tres etapas de la psicología, antes, durante y después del auge del materialismo mecanicista:

1ra. En la antigüedad muchos estudiosos de la trascendencia espiritual, se dedicaron a asimilar el origen primario de la naturaleza, el orden del cosmos, su dinámica y la relación de estos procesos con la vida humana. Desde la época de Sócrates, la trascendencia espiritual se comenzó a estudiar en el contexto de la ética, específicamente la relación del ser humano con el Bien y con Dios.
2da. En la edad moderna, la psicología fue influida fuertemente por el materialismo mecanicista.
3ra. En la etapa que estamos viviendo actualmente, la psicología transpersonal está viviendo un gran giro poniéndose a la vanguardia del cambio paradigmático.

En este libro me concentraré en la historia reciente de la psicología transpersonal relacionada con el cambio paradigmático. Esta etapa puede ser dividida en cuatro sub-etapas:

1ra. Antes de la publicación de la primera revista de psicología transpersonal, en la que se destacan autores como Fromm, James o Jung;
2da. Fundación, difusión e integración de la psicología transpersonal con una serie de descubrimientos científicos enmarcados dentro del paradigma emergente, en la que destacan autores como Maslow, Frankl, Murphy, Capra, Bateson, Naranjo y Grof, entre otros;
3ra. Etapa marcada por los escritos de Wilber y la crisis de la ITA.
4ta. Revisión y revitalizaciónde la disciplina en la que desatacan autores como Washburn, Ferrer, Daniels, Almendro, Laszlo, entre otros.

Psicología, perspectiva y movimiento transpersonal

Es preciso distinguir, la línea a veces difusa, entre psicología transpersonal, perspectiva transpersonal y movimiento transpersonal para luego integrar estos conceptos en forma coherente.Ya he dado una primera aproximación conceptual sobre lo transpersonal al comienzo del capítulo, ahora intentaré precisarlo.

Por una parte, la psicología transpersonal es un área de estudio y disciplina aplicada, (al igual que la psicología del desarrollo, la psicoterapia, la evaluación psicológica, la psicología organizacional entre otras). Específicamente, el objeto de estudio de la psicología transpersonal es la trascendencia,  la espiritualidad y otros conceptos asociados como la conciencia. Y por lo tanto, dentro de este campo de estudio, pueden coexistir distintas escuelas de pensamiento (humanistas, psicoanalíticas o cognitivo-conductuales, etc). A veces se confunde con la psicología de la religión, pero no está restringida a este campo, pues hay muchas formas de trascendencia y espiritualidad que no se encuentran circunscritas en una religión.

Por otra parte, el enfoque o perspectiva transpersonal es un nuevo paradigma, que va mucho más allá de un área de estudio; es un paradigma adoptado en distintas ciencias; y ha impregnado distintas escuelas de pensamiento, pasando a conformar parte de la cultura popular. Algunos lo usan como sinónimo de enfoque holístico, holográfico, sistémico-complejo, orgánico, postmaterialista, biocéntrico, transmoderno, o quántico; y aunque una mirada cuidadosa puede advertir algunas diferencias entre los distintos títulos con que se etiqueta al nuevo paradigma, es innegable que mantienen cierta afinidad.

La perspectiva transpersonal tuvo desde sus orígenes una orientación interdisciplinar e intercultural, configurándose como una metaperspectiva que estudia la relación entre diferentes cosmovisiones. Por dar un ejemplo, en las conferencias de la International Transpersonal Association (ITA) participaban, no solo psicólogos, sino también científicos de diversas disciplinas, políticos, artistas y líderes espirituales. Esto hace que la configuración de la perspectiva transpersonal sea muy compleja, encontrándose importantes diferencias teóricas y prácticas al interior de esta, así como  distintos niveles de legitimidad científica (Grof, Lukoff, Hartelius y  Friedman, 2010).

Cuando el movimiento comenzó a tomar forma, Marlyn Ferguson (1980), comenta su impresión: "Está ocurriendo algo que merece consideración; algo se está moviendo a una velocidad vertiginosa, algo que no tiene nombre y que escapa a todo intento de descripción… por la cualidad indefinible del Zeitgeist… ¿cómo caracterizar a esta marea de fondo?... De pronto, caí en la cuenta de que… los participantes no se estaban limitando a cooperar unos con otros. Estaban siendo cómplices. Ese «algo», ese movimiento, ¡era una conspiración!”. Para Pierre Teilhard de Chardin, conspirar significa “respirar juntos en función de una misma esperanza”, todos expresaban la misma convicción: “Estamos asistiendo a una gran transformación...”.

Luego de décadas de investigación, Almedro (2009) se volvió a preguntar “¿Qué es lo transpersonal?”. Su respuesta no deja de ser desconcertante: “lo que no cesa de ser definido”. Efectivamente, entrar en el terreno de lo transpersonal, no es una panacea milagrosa, sino más bien una aventura compleja, incluso, son muchos los que se han perdido en la dispersión y confusión, o se han desilusionado con el fraude, provocado por el oportunismo y la falta de rigor. Pero mi intensión no es asustar al lector, sino más bien recomendarle que mantenga una mente abierta, crítica y constructiva.

Esta difusión puede interpretarse como un estado pre-paradigmático, como un estado negativo que puede generar confusión. Esto es bastante lógico si tomamos en cuenta la crisis planetaria que transitamos, que nos obliga a replantearnos todo, contrastando distintas visiones, revisar nuestro pasado, reflexionar sobre las preguntas existenciales básicas, y buscar un propósito que le de sentido a nuestras vidas. Sin embargo, desde otra perspectiva, esta vaguedad también puede comprenderse como una virtud: en primer lugar, permite comprender los fenómenos como procesos interrelacionados (hay que considerar que el prefijo “trans” implica por definición cambio e interconexión); en segundo lugar, significa un abrazo a la diversidad, sin intentar colonizar las subjetividades; en tercer lugar, exige al investigador mantenerse atento y creativo, lo que compensa los inconvenientes del apego al estatus quo; por último, deberíamos preguntarnos si esta crisis es un estado de transición o una crisis permanente, en este último caso, la difusión transpersonal puede ayudar a los sistemas que lo acojan a adaptarse al acelerado aumento de la complejidad social.Sin embargo, creo que a pesar de estas diferencias internas, la perspectiva transpersonal tiene varios presupuestos compartidos, tales como una comprensión dinámica, interrelacionada del ser humano y el cosmos, que se encuentra a la base de ciertos presupuestos epistemológicos y éticos. Más adelante profundizaremos en estos postulados.

¿Cómo se llega a este punto de encuentro de disciplinas, escuelas y culturas? Lo que usualmente sucede es que algunas personas se empiezan a especializar en cierto dominio (administración, educación, ciencias básicas, ciencias sociales, filosofía, arte, disciplinas espirituales, etc.) y, en su quehacer, van descubriendo algunas implicancias  distintivas de sus descubrimientos o de su trabajo. Con el tiempo, sienten la necesidad de relacionar sus ideas con la psicología transpersonal u otras ramas científicas con una visión transpersonal. Este conjunto de personas con una perspectiva transpersonal en común son lo que se conoce como movimiento transpersonal. Como habrá notado, la psicología transpersonal ha asumido un rol protagónico dentro del movimiento transpersonal, por lo que es inapropiado estudiarlos por separado.

El movimiento transpersonal está compuesto por muchos círculos de pertenencia, de ellos se destacan tres que se desarrollan de modo relativamente independiente: (1) Los místicos de cada una de las vías espirituales tradicionales; (2) los círculos new age; (3) y el círculo científico-filosófico (agrupados según escuelas de pensamiento y disciplinas).

Es importante aclarar que, si bien el movimiento transpersonal disfruta de cierta afinidad con la epistemología constructivista (Mahoney y Granvold, 2005), la perspectiva transpersonal responde a una tendencia mucho más amplia… el enfoque transpersonal integra no solo una perspectiva epistemológica, sino también una metafísica, antropología y ética.

Una de las definiciones más aceptadas sobre lo que es transpersonal es dada por Walsh y Vaughan, por lo que les dejamos algunas de sus ideas:

“Es evidente que la investigación transpersonal ha ido mucho más allá de su disciplina fundacional –la psicología- y ha terminado penetrando en campos afines tales como la psiquiatría, la antropología, la sociología y la ecología transpersonal… Las disciplinas transpersonales se ocupan, pues, del estudio de las experiencias y los fenómenos transpersonales. Sus practicantes tratan de expandir sus respectivas disciplinas hasta llegar a incluir el estudio de los fenómenos transpersonales. Así pues, cualquier epistemología válida es bienvenida. Es por ello que, la investigación transpersonal ha fomentado una aproximación transdisciplinar, implicando apropiadamente los “tres ojos del conocimiento”: el sensorial, introspectivo y el contemplativo”.

“Las experiencias transpersonales pueden ser definidas como aquellas experiencias en las que la sensación de identidad o el yo se expanden más allá (es decir, trans) de lo individual y lo personal hasta abarcar amplios aspectos de la humanidad, la vida, la psique y el cosmos” (Walsh y Vaughan, 1993)

Sin embargo, esta descripción aun resulta incompleta, ya que, como objeta Jorge Ferrer (2002), “la meta de la búsqueda espiritual no es tener experiencias espirituales”. Hay que considerar, como explica Daniels (2008), que lo transpersonal tiene una agenda normativa, la transformación profunda que nos ayuda a liberarnos de “nuestra existencia habitual centrada en el ego”. Esto implica que las disciplinas transpersonales poseen –además- los rasgos de una disciplina científica aplicada. En relación a esto, Ferrer comenta:

“La teoría transpersonal, sin embargo, no es meramente otra disciplina académica. La visión transpersonal es una forma de pensar y de vivir el yo, los otros y el mundo que se puede manifestar de maneras diversas no sólo en los estados transpersonales, sino también en las relaciones, comunidad, sociedad, ética, educación, política, filosofía, religión, cosmología y en casi cualquier otra área del pensamiento, del sentimiento y de la acción humana. Es decir, la teoría transpersonal puede aportar un nuevo entendimiento y transformar prácticamente cualquier fenómeno en el que participen los seres humanos. Cuando digo que la visión transpersonal puede transformar el mundo, no estoy hablando en términos poéticos o metafóricos. Lo que estoy proponiendo es que la intención final de cualquier visión transpersonal genuina no es la elaboración de modelos teóricos para comprender los fenómenos transpersonales, sino engendrar una realidad intersubjetiva comparativa, una realidad transpersonal. La meta última de la visión transpersonal es facilitar el nacimiento de un mundo transpersonal” (Ferrer, 2003).

Pero la generación de un mundo transpersonal no puede considerarse como un emprendimiento individual, requiere necesariamente cierto nivel de participación intersubjetiva.

El espíritu de nuestros tiempos

La vida está en movimiento, la transformación es la esencia de lo existente, el entendimiento humano nunca alcanza su cima pues siempre se trasciende a sí mismo, las ideas que una vez parecieron supersticiosas, locas, peligrosas o incomprensibles, se convierten más tarde en verdades aceptadas. Con el tiempo solo quedan vestigios de todas aquellas controversias y todo vuelve a su centro gravitatorio, para luego volver a desplegarse en nuevos contrastes centrífugos



Venimos diciendo que estamos entrando en un nuevo paradigma. Aceptamos la definición de paradigma en los términos Kuhn (1978), es decir, entendemos el paradigma como un modelo compartido por una comunidad científica. Pero no nos limitamos a dicha concepción, pues asumimos que un paradigma integra toda una cosmovisión, es decir, remite a un patrón cultural mucho más amplio, que integra una serie de patrones de pensamiento, acción e interacción relativamente coherentes (Dockendorff, 2003).

Como se ha explicado, el mundo transpersonal tiene raíces inmemoriales, se comenzó a gestar con el romanticismo, se refinó durante la década de los 50´ y 60´, pero sus consecuencias prácticas, recién hoy las comenzamos a asimilar.

Cerda (2012) hace un resumen de los principios mecanicistas que se están superando con la perspectiva transpersonal; en el siguiente cuadro esquematizamos algunas de sus conclusiones:


Materialimo-Mecanicista

Paradigma Transpersonal
Sujeto y objeto son independientes. Pueden ser separados por completo: es posible una distinción neta entre unos y otros.
Sujeto y objeto están interrelacionados. El objeto es inseparable del observador.
La objetividad es posible (en virtud de tal independencia y separación netas).
El conocimiento es una construcción producto de una relación entre sujeto y ambiente.
La realidad es material.
Existen otras dimensiones de existencia. La “realidad” es materia, energía, información, etc.
La realidad –la materia- es mensurable, esto es cuantificable. La cuantificación es la mejor forma de dar cuenta de la realidad.
La cuantificación no siempre logra describir la complejidad de los fenómenos, es imprescindible complementar con estudios cualitativos.
Todo hecho puede ser explicado como efecto de una causa. A produce un efecto B y nunca a la inversa.
Los fenómenos suelen ser bidireccionales y consideran múltiples variables interdependientes.
La causalidad conlleva el determinismo, es decir todo hecho es provocado enteramente por una causa o conjunto de ellas. Las causas explican en plenitud el hecho.
Existen fenómenos que escapan a toda explicación, pueden estar gobernadas por el azar, la autorganización, un orden implicado, etc.
La realidad está compuesta por entidades –unidades materiales- discretas, esto es, distintas y separadas.
Las entidades y sus contextos forman sistemas que se disponen en diversos niveles de organización.
La interacción  entre tales entidades discretas es mecánica, es decir, local.
Existen relaciones gobernadas por efectos no-locales.
El espacio y el tiempo son constantes e inmutables. El tiempo influye de manera uniforme (y con él, la causalidad) en una secuencia y dirección única: pasado, presente, futuro.
El tiempo y espacio son relativos.
La realidad excluye la contradicción. Si ésta aparece es producto del error en la observación o el pensamiento, nunca es una propiedad de lo real.
La “realidad” es paradójica y puede contener aparentes contradicciones.
Las unidades complejas están compuestas por unidades más simples. El todo de la unidad compleja es el resultado de la suma de las unidades más simples.
Los sistemas componen todos que son más que la suma de sus partes.
La realidad es comprensible con arreglo al reduccionismo, los hechos o unidades más complejos pueden ser explicados enteramente a partir de los hechos  o unidades más simples.
La “realidad” es compleja, dinámica e irreductible.

Como puede notar, a pesar de las inconsistencias internas y fluctuaciones del nuevo paradigma, se aprecian al interior de la perspectiva transpersonal varios presupuestos compartidos:

·         Holismo sistémico. El humano es un ser integral e interrelacionado cósmosmicamente. Todo está relacionado, por lo tanto, se pretende construir un enfoque que comprenda esta complejidad.
·         Epistemología constructiva-participativa. Se parte de una posición más humilde. Puede que existan cosas que no conocemos y la realidad tiene diversas formas de manifestarse en los distintos niveles de organización, por lo tanto, no se intenta imponer una verdad. Sin embargo, no se abandona la búsqueda de la verdad, se describe un proceso constructivo y relacional de construcción participativa de la realidad.
·         Dinámica y Potencialidad. Aunque el mundo se encuentre en un estado crítico, la realidad es un proceso, una dinámica en continuo flujo y en consecuencia existe esperanza en el potencial del ser humano y del cosmos para rectificarse.
·    Trascendencia. Los seres humanos pueden liberarse de los condicionamientos cultivando la bondad y la conciencia. Aunque no podemos saber si nuestros principios son definitivos, estamos llamados a asumir una posición, para así liberarse de las trampas del deseo y la manipulación.

Como defiende Cecilia Dockendorff (2003), no nos encontramos frente a “una crisis cualquiera, sino de una que estaría socavando las raíces más profundas de nuestra cultura occidental, aquellas ideas y valores que sustentan la propia visión del mundo que subyace a una cultura. Esto es lo que en términos técnicos, permite hablar de un cambio de paradigma”. “La ciencia, principalmente la física, la biología, la neurofisiología, y la psicología han hecho hallazgos que en algunos casos se acercan y en otros francamente coinciden… con concepciones del más antiguo pensamiento conocido”, echando por tierra el paradigma mecánico que dominaba la ciencia. De esta crisis paradigmática, lo que surgirá, “no es un mero ajuste estructural sino un cambio de máximas proporciones que inaugurará una nueva era histórica”.

Algunos dicen que en este cambio de paradigma nos estamos jugando la vida. No es exagerado, si consideramos que la profunda crisis de nuestra civilización, donde prácticamente todos los aspectos de la vida se ven comprometidos. Intentaré resumir esta compleja situación en los siguientes puntos:

o    La globalización (con sus implicancias económicas, culturales, tecnológicas, y jurídicas), ha llevado la interdependencia a un alcance global y ha roto las barreras culturales, constituyendo imágenes vertiginosas y caleidoscópicas del mundo.
o    Vivimos un aumento acelerado de la complejidad que hace cada vez más difícil comprender y manejar las contingencias, es decir, todo se vuelve impredecible e incontrolable. La realidad se ha vuelto fluida y dinámica, puesto que los descubrimientos científicos se renuevan constantemente y consideran una cantidad de variables creciente, la mayoría de índole probabilística o no-lineal.
o    El desarrollo tecnológico anuncia la venida de una transhumanidad donde se desdibuja el límite entre el ser humano, la naturaleza y la máquina. Esto pone en jaque nuestra ética e incluso nuestra continuidad como seres humanos.
o    Una crisis ambiental que amenaza nuestra calidad de vida y la preservación de la vida en el planeta (tanto la diversidad biológica y como la diversidad étnica).
o    Hay un conflicto social en ebullición. Por una parte existe una serie de movimientos sociales que cuestionan la concentración del poder y abogan por mayor participación. Por otra, hay un conjunto de grandes potencias y poderes fácticos con ambiciones omnipotentes (países como China y EEUU, grupos económicos y fundamentalistas religiosos).
o    La verdad se relativiza, y la conciencia pierde progresivamente su capacidad para distinguir la realidad de las simulaciones.  Lo virtual se transforma en un nuevo espacio dimensional de la vida.
o    El alma sufre con el vacío existencial y el debilitamiento de los lazos sociales; esto restringe el nivel de conciencia y consume la subjetividad del ser humano, haciéndolo más voluble e influenciable.
o    Los sistemas de socialización tradicionales (como la familia, la escuela o la religión) y los valores que encarnan (pudor, amor maduro, verdad, etc.) están en crisis.
o    Están surgiendo una serie de desarrollos científicos que rebasan las explicaciones convencionales, afirmaciones, que antes eran parte del misticismo, como “todo está relacionado” o “todo es un gran holograma”, se han transformado en principios científicos. Esto ha revitalizado el interés por las prácticas espirituales del pasado.
o    Hay un movimiento cultural  que intenta dar sentido a todos estos fenómenos y trabaja en la gestación del mundo que se avecina. Llamamos a dicho fenómeno cultural, movimiento transpersonal.

Como se aprecia, el panorama es bastante engorroso… Por el momento no necesitamos más diagnósticos, ni profesias, más bien necesitamos trabajar en las soluciones.

Sin restar la responsabilidad personal involucrada en la transformación de la realidad, es muy sensato, como advirtió Jung (1934), considerar las tendencias colectivas, pues bien pueden interpretarse dichas tendencias hacia el materialismo o la espiritualidad como meros altibajos del espíritu de la época provocadas por una sobrecompensación colectiva. Por ejemplo, el medievo sobrevaloró el espacio espiritual por sobre lo mundano, luego por compensación colectiva la tendencia giro hacia el materialismo. Entonces, cabe preguntarse ¿Estamos girando nuevamente  hacia el otro extremo o llegaremos a una síntesis de dicha dialéctica histórica? Una de las claves estaría en aceptar o integrar diversas polaridades: lo espiritual y terrenal, micro y macro, lo universal y plural, el orden y caos, etc.

Los paradigmas surgen como una forma de dar sentido a ciertas condiciones, y por tanto determinan nuestra visión de la realidad, ampliando y limitando nuestras posibilidades. Todo paradigma siempre tiene inconsistencias, pues en términos generales, los paradigmas funcionan en torno a la convergencia, de modo que cualquier idea o práctica que disienta de dicho modelo será instintivamente visto como una anomalía y tenderá a ser rechazada. Pero cuando las condiciones cambian, el paradigma que una vez parecía explicarlo y solucionarlo todo parece limitado o ineficaz. Entonces todas aquellas ideas y prácticas dejadas en el campo de lo ilegítimo, vuelven al cauce principal aportando con nuevas visiones que dan explicación a las limitantes del paradigma anterior. Pero, ¿Qué ocurre si un paradigma es en esencia fluctuante e inconsistente?

No lo se, pero más allá de esto, es indudable que el movimiento transpersonales se enfrentan a un desafío histórico. Rescatar el valor de la diversidad, y en un acto de amor unir todas las voces en una misma melodía de forma armónica, de manera que cuando cada uno se sienta vivo, acogido y uniendo voluntades con otros se sienta movido a cambiar la realidad.

El desafío es monumental, ahora pasemos a revisar la configuración del movimiento transpersonal…

BIBLIOGRAFÍA 

http://vidaculturaycosmos.blogspot.cl/2017/02/bibliografia.html