Rodrigo González, 2017.
Estados convencionales de conciencia durante el
estado de reposo
Es sabido que los sueños
siempre han desempeñado un papel importante en casi todos los caminos espirituales:
en la Biblia los mensajes divinos aparecían durante los sueños, los budistas
tibetanos practican la conciencia plena durante los sueños y los chamanes han
utilizado los sueños para establecer contacto con sus espíritus guía. Es por
esto que comprender la naturaleza del sueño resulta tan importante para el
ámbito transpersonal.
Existen una serie de
ciclos psicofisiológicos llamados ritmos
circadianos y ultradianos, y que son los encargados de definir una serie
de variables como la frecuencia cardio-respiratoria, los umbrales de activación
sensorial, las hormonas liberadas, la activación electroencefalografíca, la
transcripción génica, los movimientos oculares, entre otros factores, y que nos
permiten diferenciar el estado despierto del dormido.
No se sabe muy bien cual
es la función biológica del sueño, se sabe que la privación de sueño volverá
irritable y desconcentrado al sujeto, pero también se han encontrado casos de
personas que han dejado de dormir durante años sin consecuencias relevantes.
Recientemente se ha descubierto que durante el sueño aumenta el espacio
intersticial facilitándose la eliminación de material potencialmente
neurotóxico (Maiken Nedergaard, 2013). Esto explica en parte la relación entre
los sueños, el aprendizaje y la creatividad.
El sueño, en términos
genéricos es aquella fase convencional de conciencia que se presenta cuando no
nos encontramos en estado de vigilia, pero es recomendable distinguir en su
seno algunos estados cualitativamente distintos.
A nivel de actividad cerebral, se han diferenciado cinco
frecuencias electroencefalográficas: Gamma (entre 44 y 64 ciclos/segundo) se
presenta frente a una actividad cognitiva intensa; Beta (entre 14 y 32 c/s)
cuando nuestro cerebro se encuentra realizando una actividad cotidiana de baja
intensidad; Alpha (entre 7 y 14 c/s) se da cuando nos encontramos relajados;
Theta (entre 4 y 7 c/s) cuando nos encontramos soñolientos; y Delta (entre 3 y
5 c/s) se da durante el sueño profundo.De esta manera, en el espectro del
estado de reposo se distinguen tres frecuencias: Alpha, Theta y Delta.
Además debemos
diferenciar cuatro patrones: el sueño
ligero, cuando nos estamos quedando dormidos, donde predominan ondas
Alpha que paulatinamente se transforman en Theta, y luego se pasa a pequeños
intervalos de ondas lentas; el sueño de
onda lenta donde se presenta un profundo estado de reposo, dominado por
ondas Delta; el sueño paradójico
en que se dan los movimientos oculares rápidos (REM, las siglas de Rapid Eyes
Movemen) y la mayor parte de los sueños lúcidos; y finalmente, en los estados
de ensoñación hipnótica,
caracterizados por estados de acentuada relajación y sugestionabilidad.
Como se ha explicado, el
sueño ha sido objeto de estudio desde tiempos antiguos. Pero es solo tras el revuelo
causado por el Mesmerismo, cuando se inicia una serie de investigaciones
respecto al trance hipnótico y su relación con el sueño. Tras esta primera
oleada de investigaciones (encabezada por eminencias como James Braid, Charcot,
Pierre Janet, Bernheim, Josef Breuer y Freud), surge la visión tradicional de
la hipnosis como un estado de disociación, distinto al estado ordinario de
conciencia y paralelo al mismo, inducido por una compenetración o
transferencia, mediante el cual la persona se vuelve sugestionable, y puede revivir
experiencias reprimidas e inconcientes.
A diferencia de la visión
tradicional, Milton Erickson y Ernest Rossi, defendieron una visión naturalista
de la hipnosis. Creían que las personas pasaban cotidianamente por trances, sin
la necesidad de un hipnotista, como una
forma natural de descanso y renovación de la mente. En este estado el sujeto
dirige y concentra su atención hacia su mundo interior, accediendo a
vivencias e ideas profundas que facilitan el insight (Rossi, y Rossi, 2008).
Aunque las teorías
disociativas y naturalistas son complementarias, hoy en día, la visión
naturalista de la hipnosis es la tendencia predominante. Se sabe que los
trances cotidianos aparecen intermitentemente durante unos minutos cada pocas
horas, según los ciclos ultradianos y circadianos. Desde un punto de vista
neurológico, el sueño y los estados de reposo están relacionados con la memoria
y la creatividad (Rossi, y Rossi, 2008).
El córtex y el hipocampo
están comunicándose: durante el estado de vigilia el córtex canaliza
información hacia el hipocampo, luego durante los estados de reposo el
hipocampo transmite la información almacenada al córtex, lográndo de esta
manera consolidar los recuerdos. Gracias a este proceso de comunicación
preconciente, cuando despertamos del estado de reposo nos podemos dar cuenta
que hemos descubierto algo nuevo, sin saber específicamente cómo lo
descubrimos. Se entiende, por tanto, que los sueños y ensoñaciones funcionan
como simulaciones probabilísticas de eventos pasados y expectativas futuras,
con el fin de probar alternativas novedosas orientadas a cierto resultado
deseable (Rossi, y Rossi, 2008). Por otra parte, se ha establecido una estrecha
relación entre las estructuras límbicas y el hemisferio derecho, el encargado
de producir la mayor parte de la imagienería onírica, imagienería que es
olvidada al despertar por el predominio conciente del hemisferio izquierdo
(Joseph, 2011).
Por su parte, el sueño
pradójico o sueño REM fue descubierto hace solo algunas décadas por Nathaniel
Kleitman, encendiendo un intenso debate respecto a la diversidad de estados de
conciencia potencialmente no explorados. En el sueño REM se poduce una mayor
actividad (onírica, fisiológica y cerebral). Los sistemas colinérgico,
noradrenérgico y serotoninérgico, que se activan al unisono durante la vigilia,
reducen su descarga, durante el sueño de onda corta, pero durante el sueño REM
el sistema colinérgico aumenta significativamente su descarga. Todo indica que
en el sueño paradójico la conciencia no desaparece por completo, más bien se
alcanza un estado muy cercano a la conciencia pero de un carácter subjetivo muy
diferente; hecho, que hasta ciento
punto, explica la vivencia de sueños lúcidos en los que el soñador es
consciente de estar soñando e inclusive puede llegar a controlar el curso del
mismo (Hervey de Saint-Denys, 1867).
Como explica Jung,
mientras realizamos nuestras actividades diarias, nuestro inconsciente continúa
funcionando, tejiendo perpetuamente un sueño que sigue su camino por debajo de
la conciencia, emergiendo eventualmente durante la noche como un sueño lucido.
Jung clasificaba los sueños lucidos en dos tipos: el sueño corriente expresa
complejos correspondientes al inconciente personal; en cambio, el gran sueño
contendrá una diversidad de temas mitológicos, una especie de mensaje o
inspiración divina, que nos conecta con el inconciente colectivo (Jung, 1963).
Jung (1934) entiende los
sueños como una puerta donde el alma se abre a la "noche originaria
cósmica”, antes de la formación del yo. Un espacio simbólico, que gracias a sus
paradojas unifica, y logra enriquecerse de las contradicciones propias de la
vida. Jung dice que los motivos oníricos siguen una especie de camino espiral,
pues “vuelven una y otra vez alrededor del centro y se aproximan a éste con
amplificaciones cada vez más claras y extensas”.
Jung también explicaba
que durante los sueños emergen contenidos de un inconciente colectivo. Desde
nuestra mirada actual, distintas fuentes que indican que durante el sueño se
puede generar un campo común de conciencia. Diferentes parapsicólogos, han
constatado que se pueden presentar respuestas cerebrales simultáneas en los
elelectroencéfalograma en personas perceptualmente aisladas, cuando intentan
comunicarse mentalmente. Tal parece que dicho proceso se facilita durante los
estados Alpha, Theta y Delta. Los psicoanalistas creían que la telepatía era una
forma especial de comunicación asociada a la identificación empática. Por
ejemplo una madre sueña que su hijo está en problemas, va a su encuentra y
descubre que su sueño coincide con la realidad. Recientemente, Stanley Krippner
ha realizado una serie de experimentos sobre este tema. Por ejemplo, una
persona durmiendo tiene mayor probabilidad de soñar con un estadio si una
persona conocida se encuentra en otra habitación observando la imagen de un
estadio que ha aparecido al azar en una pantalla. Es un fenómeno muy peculiar,
como si en los sueños se pudiera incorporar información sobre fenómenos
percibidos por otras personas (Krippner, Ullman y Vaughan, 1973).
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