Rodrigo González, 2017.
FÍSICA CUÁNTICA Y
HOLONÓMICA
¿Pueden nuestras mentes
finitas comprender un universo infinito? … Si miramos un papel desde la luna
diremos que no sabemos si existe, si la miramos a dos kilómetros diremos que es
un puntito, si la miramos de costado nos parecerá una línea, si la miramos por
encima nos percataremos que tiene dos dimensiones, ancho y largo, mirando muy
de cerca nos damos cuenta que también tiene altura, es decir, tres dimensiones.
Pero ¿es posible que tenga otras dimensiones que aún no conocemos? Lo que
percibimos no es siempre lo que parece y lo que creemos no es siempre
definitivo ¿Podría existir una especie de conocimiento potencial?
Relatividad
Newton explica que existe
una energía potencial que se manifiesta una vez que genera movimiento. Sin
embargo, el movimiento es relativo al observador. Por ejemplo, sobre un
pasajero caminando por el pasillo de un avión se puede afirmar que se mueve
lento si se observa desde dentro de la aeronave o rápido dependiendo si se le
observa desde fuera de la aeronave. Newton estableció toda su física mecánica introduciendo
criterios arbitrarios de referencia. Pero en realidad, es imposible encontrar
un sistema de referencia neutro, pues la materia siempre se encuentra inmersa
en una dinámica interactiva. Niels Bohr explicaba sobre los estudios atómicos,
“las partículas materiales aisladas son abstracciones; sus propiedades sólo se
pueden definir y observar a través de su interacción con otros sistemas”
(Navarro, 2010).
Albert
Einstein, el
creador de la teoría de la relatividad,
postuló que la luz viajaba siempre con la misma velocidad con respecto al
observador, fuera cual fuera la rapidez y la dirección en que éste se estuviera
moviendo. Ello exigió abandonar un axioma de la ciencia del siglo XIX: la idea
de que hay una magnitud universal, llamada tiempo, que todos los relojes pueden
medir. En vez de ello, cada observador tendría su propio tiempo personal. Los
tiempos de dos personas coincidirían si estuvieran en reposo, la una respecto a
la otra, pero no si estuvieran desplazándose la una con relación a la otra. En
segundo lugar, la relatividad tiene una implicancia importante, la masa y la energía son equivalentes, lo que
se ha puesto en paralelo con las
relación entre meteria y espíritu (Jou, 2012; Capra, 2004).
Mundo cuántico
Las investigaciones de
comienzos del siglo XX en física atómica nos llevaron al descubrimiento que los
electrones, protones y los neutrones, los que a su vez están formados por
partículas aún más pequeñas, llamadas quarks. Investigaciones recientes en
física nuclear y de altas energías están estudiando a escalas mucho más
reducidas. Al parecer, se podría seguir indefinidamente, y descubrir nuevas
estructuras subatómicas cada vez más pequeñas. ¿Hasta dónde nos llevará esta
búsqueda? Antes de llegar a este punto, revisemos algunos hitos de la física.
Max Planck, descubrió que
la radiación de un cuerpo al rojo era explicable si la luz podía ser emitida y
absorbida en paquetes discretos, llamados quantum. Einstein realizó algunos
descubrimientos basado en en esta hipótesis, lo que le mereció recibir el
Premio Nobel de Física.
Einstein siguió
trabajando en las implicancias de la física cuántica hasta que se topó con los
descubrimientos de Werner Heisenberg,
Erwin Schrödinger y Niels Bohr. Estos físicos, desarrollaron una nueva
imagen de la realidad llamada mecánica
cuántica. Las partículas pequeñas ya no tenían una posición definida,
sino que se regían por el principio de incertidumbre,
solo se podía predecir su localización en términos probabilísticos. Einstein
quedó sorprendido sobre el carácter aleatorio en las leyes física cuántica,
esto no sintonizaba con su teoría de la relatividad, en una oportunidad expresó
a Bohr que “Dios no juega a los dados” (Jou, 2012; Capra, 2004; Galíndez, 2007).
Fritjof Capra (2004) en
su libro “El Camino de la Física” sintetiza las ideas de la física cuántica y
relativista de Einstein, Bohr, Heisenberg y Schrödinger. Describe, por ejemplo,
que la materia es esencialmente vacía y que todos los límites entre los objetos
son aparentes, ya que si bien, ante nuestra percepción cotidiana y naturalizada
del mundo, los objetos aparecen como elementos definidos y discretos son en
realidad una confluencia de campos de energía unificados dinámicamente. Las
partículas que componen al ser humano y al resto del cosmos se encuentran
entrelazadas por conexiones que unifican el funcionamiento de lo micro y lo
macro a través de todos los tiempos y espacios (Grof, 2008).
De hecho, el tema de la observación se ha transformado en
todo un problema en física. La mecánica cuántica ha reconocido que los procesos
de medición alteran la evolución del sistema, algunos explican que la realidad
cambia porque una conciencia la observa, como explica Heisenberg, el observador
en su acto cognoscitivo causa un colapso
de la función de onda, lo que hace difícil definir su efecto (Galíndez, 2007).
Otros han argumentado que estos principios no se aplican a la vida cotidiana.
Sin embargo, varios físicos han descrito como se realizan interferencias
cuánticas entre macromoléculas, abriendo el debate sobre las implicancias
cuánticas en la biología (Kauffman, 2013; Kauffman, 1991; Ho, 2008; Ho, 1996).
Albert Einstein decía que
el tiempo era relativo al punto de vista del observador, pero algunos se
preguntan (Joseph, 2011) ¿Qué pasa si el observador no es una singularidad? Si
se considera a la conciencia como plural, entonces el fenómeno relativo se
vuelve probabilístico por influencia de aquellos aspectos escindidos de la
conciencia, de los cuales no caemos en cuenta. Quizás existen múltiples
realidades que reflejan una multiplicidad de estados de conciencia potenciales,
lo que nos remite a la comprensión del inconciente, para desentreñar los
misterios del universo. El panorama se complica aún más si consideramos que los
fenómenos cuánticos del sistema nervioso son discontinuos y la observación es
un fenómeno que emerge de aquellos procesos cuánticos (Galíndez, 2007).
Pauli creó un concepto
llamado sincronicidad, para
describir estados psíquicos y sucesos externos con un contenido significativo
similar que coinciden entre sí en el espacio-tiempo, relacionándose de una
manera acausal, es decir, de modo que no responde a una causa aparente (Peat,
2007). Según esta teoría, las casualidades pueden ser determinadas por factores
causales y acausales. La acausalidad es esperable en las casualidades cuando
parece impensable la causalidad. Inclusive la física, como toda actividad
humana, se puede guiar por esquemas psíquicos previos de carácter inconciente. ¿Estamos
de verdad desarrollando teorías en base a evidencias? O ¿estamos ordenando las
evidencias en base a una imagen prefigurada del cosmos que reside en nuestra
psiquis? Entonces volvemos a nuestras preguntas iniciales, ¿Pueden nuestras
mentes finitas comprender un universo infinito?
Desde la cultura popular,
la física cuántica ha estimulado la imaginación de muchos místicos que creen
haber encontrado en ella un fundamento para demostrar que el mundo es una
ilusión y la primacía de la mente sobre la materia. Como se menciona en el
popular documental “¿Y tú qué diablos sabes?”, lo conocido es sólo una
arbitrariedad de la observación humana (Goswami, Reed y Goswami, 1998).
Cosmos
holonómico: desde lo Micro a lo Macro
Desde los 60, los físicos
han quedado perplejos al encontrar una serie de partículas desconocidas. Por
entonces se creó una forma de categorizarlas, la que pasaría ser el marco
teórico estándar de la constitución de la materia. Los quarks se clasifican en
tres pares de familias. Por su parte, los leptones han agrupado en seis tipos.
Mientras que los leptones pueden ir libremente por la naturaleza, los quarks
siempre se encuentran en grupos, llamados hadrones. A pesar de estos importantes
descubrimientos, los físicos aún se preguntaban ¿qué determina la masa de un
cuerpo?
Intentando responder a
esta pregunta, Peter Higgs (1964) supuso que todo el espacio del universo está
ocupado por campos. Las fuerzas de la
naturaleza o campos suelen clasificarse en cuatro, de acuerdo al tipo de
partícula responsable de transportar la información: la electromagnética es
transportada por el fotón, la gravedad por el gravitón, la fuerza nuclear
fuerte el gluón y la fuerza nuclear débil por el bosón. Higgs conjeturó que cuando estos campos interactúan con las
partículas, adquieren masa, es decir, la masa no es una propiedad de la
partícula misma, sino que está determinado por las fuerzas que las hacen
interactuar, pues la partícula es de por sí insustancial. En fin, el gran
colisionador de hadrones, que hizo noticia hace un tiempo por descubrir el
bosón de Higgs ha venido a confirmar la teoría de Higgs, la interacción de la
materia con los campos energéticos es lo que da sustancia a nuestro mundo.
Pero aun no explicamos
muchos fenómenos por entender, por ejemplo, Alain Aspect descubrió que el
movimiento de las partículas subatómicas como los electrones y fotones se
encontraban relacionados por un entrelazamiento,
de tal manera que se podía predecir la posición de uno al precisar la ubicación
del otro, lo extraño de todo esto es que parecían comunicarse instantáneamente
sin importar la distancia a la que se encontraban, en otras palabras, se daba
un fenómeno de no-localidad (Jou, 2012; Capra, 2004).
De acuerdo al modelo
descrito por George Smoot el universo
tiene una poética simlitud con el cerebro (Jou, 2011). Las galaxias no
están aisladas ni desconectadas, sino que están interconectadas como una red
que transmite energía e información de un núcleo galáctico a otro. Pero esta
transmisión de información es comparativamente lenta, considerando que la
coordinación subatómica es simultánea.
Por otro lado, los
estudios sobre holográfica han abierto una nueva posibilidad para explicar los
fenómenos de no-localidad. Imagine una fuerte de luz coherente y de baja
intensidad se divide en dos rayos distintos (gracias a un espejo semiopaco).
Uno de los rayos se proyecta hacia el objeto, y la luz reflejada se registra en
una placa fotosensible. Simultáneamente el otro rayo lumínico causa una
interferencia en el primer rayo, para luego impresionar dicha interferencia en
la misma placa. A simple vista el holograma (la placa que registra la
interferencia entre los rayos convergentes); aparenta ser una imagen difusa,
sin embargo, cuando un nuevo rayo de referencia ilumina dicho holograma los
rayos luminosos que atraviesan la placa se proyectan selectivamente,
reproduciendo una imagen virtual y tridimensional del objeto.
Basado en estas
experiencias, David Bohm (1987;
Bohm y Peat, 1988) ofreció una nueva alternativa a la no-localidad. La razón
por la cual las partículas permanezcan
entrelazadas, no se debe a que se envíen algún tipo de información, sino a que
la separación entre ellas es solo una imagen virtual y que en realidad son
parte de un mismo orden.
La teoría se puede
entender con la analogía de un pez de acuario siendo grabado por dos cámaras de
televisión puestas en perspectivas contrarias. Cuando se observan los monitores
de televisión se puede entender que son dos peces que se sincronizan
mutuamente, como si se estuvieran comunicando, cuando en realidad se trata de
un mismo pez.
Bohm llegó a la conclusión que el universo entero,
al igual que la imagen del pez, funciona como un gran holograma. Según su visión,
en cualquier elemento del universo podemos encontrar la expresión de la
totalidad del cosmos. E incluso, más allá del orden explicado, detrás del caos
mismo, Bohm intuyó un orden implicado
de grado infinito (Bohm, 1987; Bohm y Peat, 1988).
Llendo más lejos, el
orden es el resultado de la evolución holística del cosmos, y como tal se
entiende que involucra tanto al sujeto y el objeto, así como el proceso de
comunicación entre ámbos. David Bohm y Karl Pribram entienden la conciencia
como un proceso físico sutil que puede integrarse en el orden implicado de la
materia, y que, como parte del holomovimiento (la materia-conciencia
en movimiento), se integra como agente de cambio en la dinámica cósmica, reduciendo
el nivel de entropía y aumendo la redundancia informática en el cosmos (Pribram y Ramirez, 1981).
Si reflexionamos sobre el
universo a semejanza del cerebro holonómico, surgirán inevitablemente algunas
interrogantes que nos haríamos sobre cualquier ser humano, por ejemplo:
¿Percibe estímulos? ¿Cómo se organiza? ¿Cómo llegó hasta el estado presente y
cuál será su destino?
Algunas observaciones
revelaron que las galaxias se estaban separando, es decir, el universo se
estaba expandiendo. Georges Lemaítre, pensó que esto significaba que en el
pasado, estas galaxias, deberían haber estado más juntas y su densidad debió ser
muy elevada. Considerando esto, postuló la teoría del big-bang.
Como ya se explicó, la
teoría de la relatividad no incorpora la incertidumbre cuántica. La teoría de
la relatividad explicaba relativamente bien la física del macrocósmos, y la
teoría quántica lograba lo mismo a nivel de la física microcósmica. Pero cerca
de una singularidad, en los comienzos de la gran explosión lo macro y lo micro
se unen. Por lo tanto, la hipótesis del big bang implicaba una serie de
interrogantes, el desafío era integrar
la relatividad con la incertidumbre. Por una parte la cuántica requiere
algún punto de referencia o fondo para establecer sus probabilidades, por otra,
la relatividad asegura que los puntos de referencia evolucionan dinámicamente (Hawking,
2002).
En los años 70 se
comenzaron a desarrollar una serie de teorías que intentaron unificar los dos
modelos teóricos. La tesis central es que el espacio-tiempo puede tener
diversas dimensiones, además de
las que percibimos, estas dimensiones o universos paralelos conformarían un
todo llamado multiverso. Richard
Feynman, es un físico que estudió las implicancias de aplicar el principio de
incertidumbre al universo macroscópico. Según Feyman, no habría sólo una
historia del universo que contuviera vida inteligente, sino que tales historias
constituirían, una familia completa de
versiones históricas del universo, cada una de ellas transcurriendo en
un tiempo espacio paralelo. Las primeras propuestas hablaban de dimensiones
grassman y supergravedad, para luego pasar a la teoría de cuerdas (Hawking,
2002).
Las cuerdas son estructuras
unidimensionales que cuando vibran son interpretadas como partículas, de esta
manera las partículas y fuerzas pasaron a ser interpretados como dos aspectos
de un mismo fenómeno. Posteriormente, se argumentó que podrían existir otras
estructuras de más de una dimensión, les dio el nombre de p-branas (tiene longitud en p
dimensiones). Así pues, una p= 1 brana es una cuerda, una p = 2 brana es una
membrana, y así sucesivamente postuló la existencia de a lo menos 10
dimensiones de las cuales no somos concientes. Algunas de estas dimensiones se
regirían por principios físicos muy distintos a los de nuestra dimensión, y
tendríamos una influencia recíproca con ellas, por ejemplo, notaríamos la
influencia gravitatoria de su materia, bajo la forma de causas oscuras (Hawking,
2002). Pero ¿Cómo entender las causas oscuras? Dejemos pendiente esta pregunta
pendiente por el momento.
Otra alternativa para
compatibilizar la incertidumbre con la relatividad se encuentra en la teoría de
gravedad cuántica de bucles
formulada por Abhay Ashtekar. Al igual que la relatividad define la velocidad
de la luz como velocidad máxima, la gravedad de bucles define al Planck como
distancia mínima a nivel cuántico. En consecuencia, de esta constante se deduce
que el desarrollo del cosmos nunca llega a la llamada singularidad
supuestamente producida en los agujeros negros y el bigbang. La proyección de
este principio sugiere que el espacio-tiempo está formado por una red de lazos,
nodos o bucles entretejidos en una especie de espuma de espíns (Penrose, 2010). Sin embargo, esta idea entra en controversia con otros descubrimientos encontrados en la geometría de los agujeros negros ( Haramein, 2002).
Independiente de la
problemática sobre la compatibilidad entre relatividad e incertidumbre, la
teoría de big-bang ponía por delante un segundo gran desafío. Esta vez nos
cuestionamos sobre lo que el destino nos depara, pues nos enfrentamos en un
futuro lejano a un posible fin de la historia (y de pasada el cuestionarse sobre el sentido de la existencia).
Para explicar a que me
refiero, le pediré que visualice un universo en expansión infinita donde las
estrellas y galaxias se alejan progresivamente unas de otras. Si extendemos
este proceso en el tiempo nos encontraríamos ante un escenario desolador en nuestros
cielos, la mayoría del espacio estaría completamente vacío, un terreno baldío y estéril, finalmente las estrellas se aislarían, se enfriarían y se haría
inviable el surgimiento de vida. Este es precisamente el escenario que predecía
la teoría del big bang.
Paul Steinhardt (2008) es
un físico que lleva tiempo analizando esta problemática por medio del análisis
de la forma del espacio cósmico. Steinhardt ha llegado a la conclusión que si
el big bang fuera el origen del universo nos encontraríamos en un universo
mucho menos uniforme, el propio espacio estaría más curvado y el universo
estaría mucho más distorsionado. Es probable, argumenta Steinhardt, que dicha
uniformidad del espacio haya sido heredada desde un periodo anterior al big
bang. ¿Cómo se explica esto? Por medio de una teoría cíclica del cosmos.
Hawking y Penrose (2015) ya
habían sugerido un modelo cíclico del universo. Siguiendo la geometría
esférica, el cosmos surge de un polo expandiéndose hasta llegar al paralelo más
ancho, para luego contraerse hasta llegar al polo opuesto, dando paso a un
nuevo comienzo. Cabe destacar que en este modelo, la materia no se origina en
ninguna singularidad, puesto que la esfera no tiene ninguna arista.
En esta teoría,
inicialmente defendida por Hawking, la expansión del universo disminuiría por
efecto de la gravedad, invirtiedo de esta manera la línea del tiempo hacia un
proceso de big cranch, a partir del que se produciría un nuevo big bang. Sin
embargo, nunca se encontró la masa crítica necesaria para causar el colapso
gravitatorio que desencadenaría el bigcranch.
Posteriormente,
Steinhardt, teoriza que el big bang surge de la interacción de branas, dando
origen a la materia y energía en expansión. Pero transcurrido el tiempo, la
energía oscura aumenta, esta energía oscura es opuesta a la gravitatoria, y
hace que los cuerpos se alejen mutuamente. Sin embargo, luego de llegar a un
elevado grado de simplicidad, la energía oscura comienza a descomponerse en
materia, dando paso a una nueva gran explosión, y así cíclicamente según
intervalos regulares. Cada uno de los cíclos deja ciertas huellas que se
heredan al cíclo posterior, dando una posible explicación a la uniformidad de
la gran explosión (Steinhardt, 2008).
Desde otra perspectiva,
Roger Penrose (2010) propone una teoría distinta, basándose en la geometría conformal y la teoría de
bucles. Ya no se trata de un mismo universo renovándose, sino que la generación
de un nuevo universo regido por leyes diferentes a las del cíclico o eón
anterior.
Según Penrose con el big
bang la entropía fue aumentando y si no fuera por la gravedad no se habrían desarrollado
formas complejas de organización como la vida humana conciente. El Universo se
expande disipando toda la energía y materia hasta alcanzar el máximo nivel de
entropía, pero esta energía disipada
no desaparece, sino que permanece concentrada en un punto, que funciona
como el germen del cual se despliega toda la energía latente, dando origen al
nuevo eón (Penrose, 2010).
Roger Penrose cree haber
encontrado señales de la existencia del universo antes de la gran explosión en
una serie de círculos concéntricos del
fondo cósmico de microondas. Moss al analizar el fondo cósmico de microondas y
compararlas con simulaciones por ordenador de fluctuaciones aleatorias,
concluyó que los círculos de Penrose son una especie de ruido, resultado de
fluctuaciones cuánticas aleatorias (Moss, Scott, James y Zibin, 2010). ¿Será
que hay un orden implicado en este caos o dicho orden solo se encuentra en el
ojo del observador? ¿Pero no es el observador parte de dicho orden?
Considerando la
inconmensurable complejidad del cosmos, para Ervin Laszlo (2004; 2007), resulta evidente que el cosmos no
evolucionó por azar, tiene que haber –sigue argumentando- algún grado de
conectividad. Su teoría sobre el campo
akásico es una respuesta a esta interrogante, pues le permitiría al sistema cósmico“in-formarse” a sí mismo. Lazlo cree
que el campo akásico está implicado en este gran ciclo del universo. Ya que el
campo akásico permitiría heredar la información desde un universo en
destrucción al nuevo universo que se está generado.
Se sabe que todos los
objetos emiten ondas de frecuencias específicas. Cuando estas ondas encuentran
otros objetos, una parte es reflejada por el objeto y la otra parte es
absorbida por el mismo objeto el cual queda energizado y crea otro campo de
onda que regresa hacia el objeto que emitió la onda inicial. La interferencia
entre la onda inicial y la onda de respuesta crea un holograma que contiene
información de los objetos que originaron los campos de ondas. Más aún el
holograma contiene en cada uno de sus puntos la información del sistema
completo en interacción (Laszlo, 2004; Laszlo, 2007).
Lazlo (2004; 2007) plantea
que un campo akásico, contiene un
registro holográfico de todos los eventos ocurridos en el mundo
fenomenológico, dando coherencia a los
distintos campos (electromagnético, gravitatorio, nuclear fuerte, y
nuclear débil), dando una base sobre la cual el cosmos podría autoorganizarse.
En cierto sentido, la
propuesta de Laszlo es una derivación de la teoría de David Bohm, en realidad
nada es azaroso, menos aun un hecho tan maravilloso como la vida humana. Solo
piense en la enorme cantidad de eones y universos descritos en las distintas
teorías físicas, sin embargo, nuestro mundo alberga una serie de leyes físicas
y condiciones muy específicas sin las cuales la vida humana no sería posible.
Entonces ¿Cómo dar cabida al principio
antrópico en la físca actual?
La verdad es que la
física aun no tiene una respuesta definitiva respecto al origen de la vida.
Como se demostró en al experimento llevado a cabo por Miller y Urey es posible
generar algunas sustancias orgánicas en condición similares a las presentadas
en la tierra primitiva, es decir algunas sustancias inorgánicas bajo
estimulación energética. Sin embargo, como sostiene Rhawn Joseph, el nivel de
complejidad de las macromoléculas orgánicas amerita antecedernos a miles de
millones de años antes de la creación de la Tierra para encontrar la formación
de los primeros genes. Es decir, el
origen de la vida humana se encuentra en el universo (Joseph, 2010).
El hidrógeno y el helio
se formaron en los primeros momentos tras la gran explosión. Luego, en las
estrellas, producto de los procesos de fusión, se generan otros elementos más
pesados como el hierro o el calcio. El resto de los elementos se forman tras
una supernova. Tras la explosión de una estrella los elementos constitutivos de
la vida se dispersan que nubes que funcionan como un laboratorio de química,
donde se combinan los elementos formando
compuestos orgánicos cada vez más complejos: aminoácidos forman proteínas y la
proteínas forman nucleótidos que constituyen el ADN, y posiblemente las
primeras proto-células. Luego, estas formas propulsoras de vida pudieron llegar
en algún meteorito y colonizar nuestro planeta, un lugar propicio para el
desarrollo de esta forma de vida. Cómo explica Carl Sagan (1983) “somos polvo de estrellas… somos la encarnación local del cosmos que se desarrolla
hasta tener consciencia de sí”.
Como se aprecia, el
desarrollo de la física ha llevado a una nueva forma de espiritualidad, pero
esta nueva espiritualidad se aleja de la relación personalizada con Dios. Sagan
comenta que “si por Dios uno entiende el conjunto de leyes físicas que
gobiernan el universo, entonces está claro que dicho Dios existe... (Sin
embargo) no tiene mucho sentido rezarle a la ley de gravedad”.
Michał Heller (2003) explica
que la física actual, mantiene la idea de un Dios creador del universo, pues
aun permanece la interrogante sobre el origen de las leyes matemáticas y
físicas, la raíz de todas las causas posibles. Newton mismo creía que las leyes
de la física eran la voluntad del creador y que podíamos acercarnos a él
descubriendo los principios de la física, que Dios podría variar las leyes de la naturaleza y hacer mundos de diferentes clases en
diferentes tiempos-espacios del cosmos. El teólogo David Molineaux (2004),
reflexiona en torno a los descubrimientos de la física. Afirma que producto de
una serie de descubrimientos sobre la precisión y el complejo funcionamiento
del universo, los físicos se han
alejado progresivamente de una visión mecanicista del cosmos. Citando a un
personaje ilustre, “El Universo empieza a parecerse más a una gran mente que a
una gran máquina”. Por una parte, el universo está compuesto de sistemas que se
auto-organizan y se autorregulan, el mundo natural está impregnado de algo
parecido a lo que los humanos llamamos inteligencia. Por otra parte, si bien no
se sabe si el universo tendrá alguna meta definida, si sabemos que tiene un
rumbo, ya que al estudiar la trayectoria de la evolución cósmica, un patrón que
se observa es el aumento maravilloso de la complejidad. Y los humanos son solo
parte de este gran proceso de aprendizaje cósmico. Desde esta perspectiva
-sentencia David Molineux- la espiritualidad
no es meramente un fenómeno humano, es una respuesta frente al profundo anhelo
del ser por responder a su naturaleza cósmica en evolución.
Como decía Albert
Einstein “el ser humano forma parte de esa totalidad que llamamos universo, una
parte limitada en el espacio y en el tiempo, y se experimenta a sí mismo, a sus
propios pensamientos y a sus sentimientos como separados del resto en una
especie de prisión que nos mantiene atados y circunscritos a nuestros deseos
personales y a nuestro afecto por lo seres más cercanos. Nuestra tarea
consiste, pues, en liberarnos de esta prisión ampliando nuestro círculo de
compasión hasta llegar a abrazar a todas las criaturas vivientes y a toda la
naturaleza en todo su esplendor” (Walsh y Vaughan, 1994).
Cosmos ¿puede haber algo
más absoluto y profundo? Hoy podemos apreciar con mayor intensidad que nunca la
importancia de la humildad ¡A pesar de los exitosos avances de la física, aún
queda tanto por comprender!
BIBLIOGRAFÍA
http://vidaculturaycosmos.blogspot.cl/2017/02/bibliografia.html
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