Rodrigo González, 2017.
Los precursores de la psicología transpersonal
Resulta algo extraño decir que la psicología
transpersonal es aquella que incluye la dimensión espiritual en el estudio del
ser humano, pues por sentido común se entiende la psicología como un estudio
del alma. Pero deja de ser extraño si consideramos que la mayoría de los
precursores de la psicología se inspiraron en modelos mecanicistas de la
ciencia. Pero aun desde el mismo comienzo se destacaron algunos precursores que
se preocuparon por integrar la espiritualidad en su análisis científico.
La psicología
transpersonal tiene dos grandes
precursores: James con sus estudios sobre la conciencia y Jung con sus estudios
sobre la inconciencia.
William
James (1989;
1902; 1898; 1909; 2005). se dedicó a estudiar las funciones que desempeñaban
los distintos procesos concientes (tales como las percepciones concientes, las
acciones voluntarias, el aprendizaje de hábitos o la regulación de las
emociones) intentando comprender cómo nos ayudaban a vivir mejor.
La obra de James es
decisiva y monumental, siendo difícil describirla en pocas palabras, sin
embargo, espero mencionar algunos puntos que han calado más hondo en los
círculos transpersonales. Por ejemplo: distinguió
el yo experiencial asemejándolo con un flujo de agua, una sucesión de pensamientos, imágenes siguiendo unas
tras otras, de forma suave e inadvertida. Así mismo, estudió distintas
religiones, fenómenos paranormales, los estados alterados de conciencia y
estados no ordinarios de conciencia, definiendo a partir de su análisis la
existencia de un yo trascendente.
Luego integra ambos componentes en una visión pluralista del cosmos, donde las
multiplicidades de flujos de conciencia participan en la unidad de un Dios en
evolución.
Otro aporte de James está
en diferenciar entre religiosidad sana y religiosidad enfermiza, y la
diferencia entre la religión como institución y la práctica personal.
Además, James es
probablemente el primero en usar la palabra transpersonal en referencia a la
experiencia de dos o más individuos que percibían el mismo objeto sensorial.
Hoy es considerado como uno de los principales precursores de las terapias de
tercera generación y la neuro-fenomenología.
Al
otro lado del Atlántico también encontramos precursores de la psicología
transpersonal. Carl Gustav Jung (1989; 1934; 2006; 1963; 1988) en un comienzo era un
psicoanalista, pero pronto comenzó a alejarse de su maestro, Jung consideraba
que Freud daba demasiada importancia a la motivación sexual, por lo tanto,
desarrolló el concepto de energía
psíquica en forma homóloga al de libido de Freud, pero en este caso la
energía tenía un carácter motivacional amplio que se podía manifestar de
diversas formas, no solo restringido a la sexualidad. Esta energía psíquica
tiene el potencial para cargar afectivamente ciertos significados al realizar
una apreciación cuantitativa energética sobre elementos intrapsíquicos, cuando
un elemento se energiza generaba una constelación de unidades relacionadas a
este elemento nuclear, a esta constelación de significados se le llama
complejo. A la vez, estos elementos constelizados se organizaban guiados por
los arquetipos, elementos abstractos que encausan la energía intrapsíquica.
Los arquetipos remiten a instancias de un
inconciente colectivo, que se encuentran más allá de la persona y su trama de
vital, específicamente se manifiestan de acuerdo a los procesos de desarrollo
de la humanidad, asumiendo diferentes formas en diversas culturas pero
transmitiendo un mismo significado. Así, todos los procesos intrapsíquicos de
cada uno de los individuos estarían en sincronía en el inconsciente colectivo,
manifestándose, según corresponda en el espacio íntimo de cada individuo. Cabe
destacar, que el concepto alemán que ha sido traducido como colectivo, uber-personlich,
se corresponde a la definición de transpersonal. Jung decía: “Jamás podrá el
hombre con la razón entender la psiquis,
porque la razón es limitada y la psiquis
es cósmica”.
Dentro de cada persona,
las dinámicas inconscientes se organizan en dialécticas de opuestos
complementarios, quedando generalmente remitidos al inconciente personal
aquellos aspectos rechazados. Es, por tanto, un objetivo del proceso de
individuación integrar estos opuestos, lo que se logra cuando se energiza el
arquetipo de dios.
Mircea
Eliade (1993; 1981; 2009; 1999; 1999), probablemente el más importante mitólogo de la
historia, trabajó hombro a hombro con Jung, desarrollando una teoría que recoge
la teoría de la proyección, pero que resulta compatible con la visión de Tocqueville,
sobre la importancia de trascender los intereses personales.
Eliade explica que existe
un patrón narrativo cíclico, llamado el Mito del Eterno Retorno que responde a
la reedición de ciertos arquetipos, que le permiten a los seres humanos participar de una realidad simbólica
trascendente, otorgándole significado a sus actos a medida que renueva
ceremonialmente el acto primordial de creación, la generación del “cosmos” a partir del “caos”.
Algunos arquetipos estudiados por Eliade y Jung
|
El centro o la montaña representan el lugar de Unión de las Tres
Regiones del Universo y la Psiquis
|
El rito representa el Acto Cosmogónico y el nacimiento
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El dragón infernal, el basilisco y el leviatán marino representan el
Caos y el Inconciente
|
La tierra, minerales y las deidades telúricas representan a la Madre
|
El labrador, el herrero y el
alfarero representan al Padre como figura de poder
|
La princesa suele representar la pureza del Alma
|
El sabio suele representar al Yo Superior
|
Los seres humanos y los productos de su trabajo son asimilados al
Cosmos
|
El paraíso representan el Estado Primordial de existencia
indiferenciado
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El Héroe representa al Sí Mismo
|
Los ciclos de la naturaleza representan el Renacimiento de la Vida
|
Por medio de los
ceremoniales cosmogónicos, el recuerdo de los acontecimientos históricos es
reconstruido en la memoria colectiva como arquetipos cargados de sentido, en
tanto, adquieren un carácter transhistórico real. Esta visión trascendente
alivia el sufrimiento humano dejando siempre viva la esperanza de un nuevo
renacimiento. El hombre arcaico halla la posibilidad de trascender
definitivamente el tiempo, viviendo en la eternidad. En la medida en que
“peca”, cae en la existencia “histórica”. Pero aun así conserva la libertad de anular
esas faltas, de borrar el recuerdo de su “caída en la historia” y de intentar
de nuevo una salida definitiva del tiempo.
Como finalmente concluye
Eliade, “el hombre por su fe en Dios todo lo puede” y esto implica la
posibilidad de intervenir en el estatuto ontológico del Cosmos. Por su parte, Joseph
Campbell (2013; 1992) argumenta que si bien la humanidad tiende recursivamente
a reproducir los mismos arquetipos, el hombre también tiene posibilidades de crea
sus propios símbolos y mitos, lo que se refleja en todos los ámbitos de la vida
como la ciencia, la política o el arte.
A la sombra de James y
Jung se deben destacar otros dos modelos teórico-prácticos no menos importantes.
Moreno (1959; 1954) es un
autor muy interesante, porque si bien ha desarrollado uno de los modelos más
originales e influyentes del mundo transpersonal ha pasado casi inadvertido en
la historia. El psicodrama asume que el ser humano no es solo bio-psico-social,
además era necesario trabajar con la dimensión espiritual, realizar una
búsqueda interior para establecer contacto con el dios que se encuentra dentro
de cada uno de nosotros, el dios de la
creatividad y la espontaneidad.
Moreno busca mediante el ejercicio dramático y el despliegue del cuerpo en el
escenario, la creación de un contexto para explorar el inconciente y la
actualización experiencias en el aquí y ahora, con el fin de des-rigidizar los
roles y patrones relacionales. Según Moreno, el psicodrama busca recuperar una
función perdida por la religión, el encuentro con otros en el contexto de un
diálogo cósmico (religión etimológicamente proviene de religar).
La psicosíntesis plantea
que existen dos grandes instancias inconcientes: el subconciente es un concepto
similar al planteado Jung; y además, una instancia supraconciente que involucra tendencias positivas que conectan al
ser humano con su yo superior más sabio y espiritual, en el centro de estas dos
instancias se encuentra la esfera de conciencia, relacionada con la voluntad, y
por fuera de estas dos instancias se encuentra el inconciente colectivo (vea la
imagen ilustrativa del modelo).
Para Assagioli la energía
intrapsíquica se encontraba estrechamente relacionada con el contexto social.
Por lo tanto su modelo no solo apuntaba a una armonía interna, sino también a
una armonización entre las voluntades y la vida en comunidad. Dicha
armonización amplía la esfera de conciencia, abriendo la posibilidad de explorar
múltiples experiencias correspondientes a niveles transpersonales. Assagioli
reconoce dos formas en que estas experiencias transpersonales se presentan: el ascendente
es más deliberado y el descendente es más espontáneo. Se destacan varias las
técnicas sistematizadas por la psicosíntesis que se usan hasta la actualidad,
tales como: los diálogos internos, la des-identificación y el fortalecimiento
de la voluntad.
BIBLIOGRAFÍA
http://vidaculturaycosmos.blogspot.cl/2017/02/bibliografia.html
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